sábado, 8 de febrero de 2014

La libertad de expresión


Hoy me he dado cuenta de que por fin soy libre. Libre para poder decirte lo que pienso y lo que siento. Para expresarme sin miedo a lo que puedan pensar de mi, y lo más importante, para expresarme sin miedo a que me puedan dejar de querer.

Todos estos años, he sido esclava de una serie de convencionalismos sociales, de la propia imagen que fui forjando de mi, y de la educación que me dieron mis padres.

Esclava, si, porque no era libre, porque mis palabras se quedaban en mi mente, pudriéndose, mientras adornaba lo que quería decir para que no causase impacto.

Esclava, porque me limitaba a actuar como yo creía que se esperaba de mi, como los demás creían que se esperaba de mi, o como en general se cree que es lo correcto.

Y de repente miro atrás, y en lugar de sentirme abatida o triste, por tantas palabras ahogadas, me siento feliz de renacer, de ser yo misma, por fin, sin importarme nada más que lo que yo, y solo yo,
piense de mi.

Me expreso, a partir de ahora, sin miedo a dejar personas atrás, situaciones atrás, personalidades atrás.

Esta soy yo, y me encanto.

Se el cambio que quieres ver en el mundo

No hay comentarios:

Publicar un comentario