martes, 29 de enero de 2013

Cuento de un alma sobre el perdón



Erase en un No Tiempo una pequeña Alma que le dijo a Dios, “¡Ya sé quien Soy!” “!Soy la Luz!”Dios le dijo entusiasmado. “¡Es correcto!” “Tú eres la Luz” .

La Pequeña Alma estaba feliz por haber descubierto esta verdad tan grande.

Pronto la Pequeña Alma se dio cuenta de que esto no era suficiente porque ahora deseaba experimentar lo que Era. Así que la Pequeña Alma volvió con Dios y le dijo “Dios, una cosa es saber quien Soy y otra cosa es actuar de acuerdo a lo que Soy.

Ahora yo deseo sentir como se siente ser la Luz. ¿Me podrías ayudar?”

“Pero tú eres realmente la Luz” Dios respondió sonriendo. “Si, pero yo deseo sentir como es Ser la Luz” exclamó el niño.

“Bien” ,dijo Dios, “Supongo que siempre debí haberlo sabido. Tú siempre has sido una pequeña alma a la que le gustan las aventuras. Sólo que hay algo que debes saber y recordar siempre. No hay nada más que Luz. Verás, no he creado nada más que lo que tú eres; así que no hay una forma sencilla para que experimentes lo que Tú Eres. No hay nada diferente a ti con lo que te puedas comparar, pues todo es Luz como Tú.”

“¿Cómo?” dijo la Pequeña Alma.

“Piénsalo de esta forma”, dijo Dios. “Tu eres como una vela en el Sol. Estás ahí con millones y trillones de velas que juntas forman el Sol. El sol no sería el Sol sin ti o sin alguna de estas velas… no brillaría como brilla ahora. Así que, ¿como puedes conocerte como la Luz, si estás dentro de pura Luz?”

“¿Qué es la oscuridad?” preguntó la Pequeña Alma.

“Es aquello que tú no eres” dijo Dios

“¿Me va a dar miedo la oscuridad?, dijo la Pequeña Alma

“Sólo si tu lo eliges”, respondió Dios. “No hay nada en realidad a lo que le debas temer, a menos que tú decidas que lo hay. Verás, todo esto lo estamos inventando, como si fuera una película o una obra de teatro que en realidad no existe. Es como un juego.”

La Pequeña Alma se sintió mucho más tranquila al escuchar esto.

Entonces Dios le explicó que para poder experimentar cualquier cosa, tenía que conocer lo contrario a ello. “Es un regalo maravilloso, pues sin lo contrario, no podrías conocer nada. No puedes saber que es caliente si no conoces el frío, lo rápido sin conocer lo lento, la izquierda sin la derecha, el ahora sin el después.

Así que,” concluyó Dios, “cuando estés rodeado de oscuridad, no la maldigas ni te enojes con ella, pues eso sólo te traerá más oscuridad. Mejor sé la Luz dentro de la oscuridad, y no te enojes por ello. Entonces, sabrás muy bien quien realmente

Eres, y los demás también lo sabrán. ¡DEJA QUE TU LUZ BRILLE TANTO QUE HAGA SABER A TODOS LO ESPECIAL QUE ERES!

“¿Osea que está bien hacer notar a los demás lo especial que Soy?” preguntó la Pequeña Alma.

“¡Por supuesto!”, dijo Dios. “¡Está muy bien! Pero recuerda, ‘especial’ no significa ‘mejor’. Todos son especiales, cada uno en su propia forma de Ser. Pero muchos lo han olvidado. Verán que está bien para ellos ser especiales sólo cuando vean que está bien para ti serlo.”

“Wow” dijo la Pequeña Alma, “¡Puedo ser tan especial como yo quiera Ser!

“Si, y puedes comenzar ahora” dijo Dios, quien estaba igual de entusiasmado que la Pequeña Alma. “¿Qué parte de especial quieres Ser?”

“¿Cómo, no te entiendo?” preguntó la Pequeña Alma

“Bueno, ser la Luz es ser especial, y ser especial tiene muchas partes. Es especial ser generoso. Es especial ser creativo. Es especial ser paciente, servicial, amigable, feliz, amoroso. Puedes ser todo esto, o cualquier parte de especial que tú desees ser, en cualquier momento. Eso es lo que significa Ser la Luz.”

“¡Ya sé lo que quiero ser!” anunció la Pequeña Alma muy emocionada. “Quiero ser la parte especial de la Luz llamada ‘Perdón’. Quiero experimentarme como el Perdón. ¡Eso es lo especial que quiero ser!”

“Ok”, dijo Dios.“Pero hay algo que debes saber antes. No hay nadie a quien debas perdonar.”

“¿Nadie? ¡¡¡¿¿¿cómo???!!!, la Pequeña Alma no podía creerlo.

“Nadie” repitió Dios. Todo lo que he creado es perfecto. No hay una sola alma en toda la creación menos perfecta que tú. Mira a tu alrededor.”

Fue entonces que la Pequeña Alma se dio cuenta que había un grupo enorme de almas reunidas. Almas habían llegado de muchos lugares lejanos, de todo el Reino, pues había corrido la voz de que esta Pequeña Alma estaba teniendo una maravillosa conversación con Dios, y todos querían escuchar lo que hablaban.

Mirando a su alrededor a todas las almas reunidas, la Pequeña Alma aceptó esto que Dios le decía. Ninguna alma parecía menos maravillosa, menos perfecta, menos magnífica que ella misma. Tal fue su asombro al ver tantas almas reunidas, y tan brillante era su Luz, que la Pequeña Alma apenas podía fijar la mirada entre ellos.

“Entonces, a quien tendrías que perdonar?” preguntó Dios

“!!!Oh Oh!!!, esto no va a ser nada divertido” dijo desilusionada la Pequeña Alma.

“Quería experimentarme a mi mismo como Aquel que Perdona. Quería saber como se sentía esa parte de ser especial” Fue entonces cuando un Alma Amigable se acercó a la Pequeña Alma y le dijo “No te preocupes, yo te ayudaré.”

“¿Lo harás?” dijo entusiasmada la Pequeña Alma “Pero ¿Qué puedes hacer?

“Puedo darte alguien a quien perdonar”, dijo el Alma Amigable. “Puedo ir en tu siguiente vida y hacerte algo para que tú me tengas que perdonar”.

“¿Pero porqué harías eso?, dijo la Pequeña Alma. “¡Tú, que eres un Ser de Pura Perfección!”, Tú, que vibras tan alto y con tanta velocidad que creas una Luz tan brillante que apenas deja mirarte fijamente. ¿Qué podría hacer que quieras bajar tanto tu vibración que entonces tu Luz brillante se transformara en una pesada oscuridad?”

¿Qué podría hacer que vinieras a mi vida y te hicieras tan pesada para hacer algo malo?”

“Simple”, dijo el Alma Amigable. “Lo haré porque te amo” La Pequeña Alma pareció sorprendido con la respuesta. “No te sorprendas tanto”, dijo el Alma Amigable,“tu has hecho mucho por mi, ¿no lo recuerdas? Hemos estado juntos, tu y yo, muchas veces. A través del tiempo, en muchos lugares, hemos jugado juntos, sólo que no lo recuerdas. Hemos sido Todo lo que Es. Hemos estado Arriba y Abajo, a la Izquierda y a la Derecha.

Hemos estado en el Ahora y en el Después de la Creación. Hemos sido hombre y mujer, lo bueno y lo malo. Los dos hemos sido el villano y la víctima. “Así que, hemos ido juntos, tu y yo, muchas veces antes; cada uno trayendo al otro la perfecta y exacta oportunidad para Expresar y Experimentar Quien Realmente Somos.”

“Así que, el Alma Amigable explicó más, “Iré a tu siguiente vida y seré ‘la mala” esta vez. Te haré algo muy malo, y así te experimentarás como aquel que Perdona.”

Entonces, el Alma Amigable se puso seria, y le dijo “Tienes razón en algo. Voy a tener que bajar mi vibración mucho y volverme muy pesada para poder hacer esta cosa-nomuy nomuy- buena. Tendré que fingir Ser algo que no Soy, muy diferente a la Luz que Soy ahora. Así que te debo pedir un favor.”

“Lo que sea” dijo la Pequeña Alma, mientras saltaba de alegría cantando “Voy a saber perdonar” “Voy a saber perdonar” “¿Qué es lo que quieres que haga? Eres un Ángel tan maravilloso al querer ayudarme”

“Claro que el Alma Amigable es un Ángel” interrumpió Dios. “¡Todos lo son!, Recuerden siempre esto:

Yo sólo te envío Ángeles a tu vida

Así que la Pequeña Alma quería más que nunca asegurar al Alma Amigable que cumpliría su petición. “¿Qué es lo que necesitas que haga por ti?” preguntó de nuevo la Pequeña Alma

“En el momento en que haga algo que te duela mucho. En el momento que te haga lo peor que te podrías imaginar--- en ese momento Recuérdame Quien Realmente Soy. Recuérdame que Soy Luz

“¡Lo haré, lo prometo! dijo la Pequeña Alma. Siempre te recordaré como te veo ahora, en este momento.”

“Bien”, dijo el Alma Amigable, “porque, verás, yo habré estado pretendiendo tanto no ser Luz, que lo habré olvidado yo misma. Si tú no me recuerdas como la Luz que soy, tal vez no pueda recordarlo por mucho tiempo. Y si yo olvido quien realmente Soy, tú también puede ser que olvides quien realmente Eres, y los dos estaremos perdidos. Entonces necesitaremos otra alma que nos lo recuerde.”

“No nos pasará eso” prometió de nuevo la Pequeña Alma. Yo siempre te recordaré como la Luz que Eres. Y siempre te agradeceré por darme este regalo, la oportunidad de experimentar Quien Soy”.

Así, el acuerdo se hizo. La Pequeña Alma fue a una nueva vida, emocionado de ser la Luz, lo cual era muy especial, y emocionado por ser esa parte especial llamada Perdón.

Y así, la Pequeña Alma esperó ansiosamente para poder experimentarse a si misma como el Perdón, y para agradecer a cualquier otra Alma que lo haya podido hacer posible.

Y en todos los momentos en esa vida, siempre que una nueva alma aparecía en escena, ya sea que le diera felicidad o tristeza, especialmente en la tristeza, la Pequeña Alma siempre recordaba:



Dios sólo te envía Ángeles a tu Vida



Bibliografía

La Pequeña Alma y el Sol; Neale Donald Walsch

2 comentarios:

  1. Hola, Luz de Atlantis

    No conocía este relato que has compartido. Me ha gustado mucho.

    Besotes.

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    1. Me alegro Maria Eugenia de poder aportarte un relato bonito, que es copiado, jejeje, pero bueno.
      Un beso.

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